Hace algo más
de tres años regresaba a este país después de mi experiencia de vida latinoamericana. Durante unos meses todo a mí alrededor me transportaba a
Ecuador, tenía la necesidad de entablar conversación con cualquier persona con
la que me cruzaba en la calle o en el metro con apariencia andina. Quería
compartir mi emoción por un país que había sido mi casa y me había acogido con
los brazos abiertos, pero que muchas de ellas habían abandonado hacía ya más de
una década.
Siempre he sido consciente de lo
mucho que el continente latinoamericano ha influido en lo que soy hoy, pero una
vez me alejé de aquellas tierras allá por 2016 supe que mi vida quedaba ligada
a ellas para siempre. Lo que nunca pensé es que esa maravillosa tierra ubicada
en el centro del mundo me iba acompañar de la manera que lo ha hecho en mi
vuelta a las aulas. Ahora, tres años después de aquellos momentos de amarga
despedida, Ecuador se ha convertido en el protagonista de este Premio Nacional
Vicente Ferrer que convoca el Ministerio de Educación y Formación Profesional y
la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo).
El proyecto “Las Musas a un paso de
la Amazonía”, que nació con la ilusión de un sueño con pocos visos de realidad
y que avanzó ante mi emocionado asombro porque desde dirección se le apoyase, ha
acabado convirtiéndose en una realidad que, a día de hoy, ya cumple su tercera promoción.
Han sido años de mucho trabajo, de incertidumbres, de miedos y fuertes vaivenes
emocionales, pero que finalmente se han visto recompensados allí, justamente sobre
la línea ecuatorial, en el hermoso centro histórico de Quito, en las conversaciones
sabias con mujeres indígenas que nos muestran que otra manera de vivir es
posible, a 4500 metros de altura con el oxígeno suficiente para celebrar estar
en un lugar extraordinario, o entendiendo que el desarrollo es relativo
mientras la selva te envuelve. Aún así, la mayor recompensa ha sido observar
los emocionados ojos de nuestras alumnas y escuchar de sus labios lo que estaba
significando para ellas la experiencia, este ha sido el verdadero premio, uno
de los mayores regalos que como docentes podemos alcanzar.
Sin embargo, no puedo negar que el premio
recibido además ayuda a reconfortarnos profesionalmente, es un reconocimiento al
trabajo que realizamos día a día y nos anima a continuar en la senda de la educación
en valores y a seguir en la búsqueda de una ciudadanía global que se comprometa
con su entorno, con el conocimiento de otras realidades y de las
interrelaciones socio-económicas que con ella se generan, con conciencia crítica,
con sensibilidad hacia las diferencias, y con determinación hacia la justicia social.
Es necesario y legítimo agradecer esta
mención que han recibido “Las Musas a un paso de la Amazonía” y el IES Las
Musas fundamentalmente a las dos promociones de estudiantes que con entusiasmo
aportaron lo mejor de sí, a las compañeras de la comunidad educativa que en
mayor o menor medida durante todo este tiempo estuvieron apoyando, alentando y
sobre todo trabajando para que este sueño se convirtiera en realidad, a las
familias que confiaron desde su inicio en este proyecto y que permitieron soñar
a sus hijas con él, a Jose Antonio que lo apoyó en los momentos difíciles y,
por supuesto, a Ecuador y sus gentes, que se han colado en la vida de este
barrio madrileño para siempre.
Este Premio Nacional de Educación
para el Desarrollo, es concedido anualmente a quince experiencias docentes de
nivel preuniversitario. La consecución del mismo lleva aparejada la
participación de todas ellas en un seminario que, en esta ocasión, se realizó
en la capital de Jordania, Amman. Allí hemos tenido la suerte, dos profesoras
del instituto, de conocer los proyectos que el resto de compañeras premiadas están
desempeñando en sus centros educativos en relación con la educación para el
desarrollo y en particular con el cumplimiento de alguno de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible que ha establecido la ONU dentro de su agenda 2030. Ha sido
emocionante y enriquecedor constatar que existen muchas personas del ámbito
educativo que trabajan en una línea similar a la nuestra, que son conscientes
de nuestro papel de transformación social, que entienden la educación como
promotora de desarrollo humano y que asocian una verdadera educación de calidad
a todo ello. También durante esa semana hemos sido conscientes de la labor
titánica que tenemos por delante y quizá, por momentos, nos vimos empequeñecidos
ante tamaña responsabilidad, no obstante ocupamos el lugar y jugamos el papel
que queremos asumir en nuestra sociedad. Por otro lado hemos comprobado con tristeza
la diferencia en las condiciones dadas por las administraciones para llevar a cabo
tan enorme tarea en función de la comunidad autónoma a la que perteneces, como
era de esperar, en Madrid nos encontramos en el furgón de cola.
Primera Promoción 2017-2018 |
Segunda Promoción 2018-2019 |
Equipo de musas amazónicas |
Premiadas por la AECID y el MEFP |